El 50% de las actuaciones en la red de abastecimiento y el 20% de las del alcantarillado de Madrid se realiza ya con sistemas que evitan hacer boquetes en el suelo
La rotura en mayo de 2018 de una tubería en el barrio de Sanchinarro dejó sin suministro a un millón de vecinos del este de Madrid. En lugar de abrir una zanja para solucionar el problema, se utilizó un robot que recorrió los 15 kilómetros de longitud de la conducción para comprobar si había más desperfectos y se recubrieron interiormente con fibra de carbono los tramos por los que se detectó que estaba saliendo el agua.
«Con el uso de esta alta tecnología la reparación se hizo en 10 días, de otra forma hubiéramos estado meses», explica Manuel Rodríguez, subdirector de Conservación e Infraestructuras del Canal de Isabel II. «Entre otras cosas así se evitó una ocupación de la calzada con maquinaria que hubiera causado unas molestias tremendas a los ciudadanos», añade.
Los arreglos y sustituciones de tuberías sin necesidad de abrir boquetes en el suelo se han ido intensificando en los últimos años en la Comunidad de Madrid hasta el punto de que suponen ya el 50% de las actuaciones en la red de abastecimiento de agua y el 20% de las del alcantarillado. En la Consejería de Medio Ambiente añaden que, además de no requerir grandes excavaciones, estas intervenciones son más rápidas y seguras para los operarios.
«Hay decenas de tecnologías, algunas específicas para tuberías de alcantarillado, otras de agua potable, de gas; algunas que son mejor para sitios más profundos, para algún tipo de diámetro, para tuberías con quiebros... Siempre hay una tecnología adecuada para cualquier tipo de tubería», subraya el subdirector de Conservación e Infraestructuras del Canal.
A la pregunta de si el coste se incrementa o se reduce con estos nuevos métodos, Rodríguez señala que «depende»: «En una conducción que va a 20 metros de profundidad, abrir ahí una zanja sería muy caro. En otros casos no es más barato, pero compensan para evitar molestias a los ciudadanos. No abrir una zanja en paseo de la Castellana, por ejemplo, evita problemas de tráfico y también mucha contaminación, porque la tierra que se excava tiene que llevarse después al vertedero».
Una de las tecnologías más utilizadas que evita horadar el terreno es la de la manga, que consiste en «un tubo de fibra de poliéster impregnado con resinas que, al entrar en contacto con el agua caliente, se endurece y queda adherido a la tubería original, sellando cualquier junta o desperfecto». «La manga vale para casi cualquier tipo de conducciones, en Madrid se ha usado en colectores de tres metros de diámetro y tuberías de 300 milímetros. Con ella se ha llegado a renovar hasta 300 metros de tuberías en un día, frente a los rendimientos diarios con zanja de entre cinco y 20 metros», explican en la Consejería de Medio Ambiente.
También apuntan que estas herramientas se vuelven especialmente importantes en regiones tan extensas como la madrileña, que cuenta con más de 17.000 kilómetros de conducciones de abastecimiento y otros 15.000 de redes de saneamiento.
«Canal de Isabel II es una gran empresa pública de la Comunidad de Madrid y un referente a nivel nacional e internacional en la gestión del ciclo integral del agua: es líder en innovación, sostenibilidad y apuesta por una economía verde», explica la consejera de Medio Ambiente, Paloma Martín. «Según el último análisis de la agencia de calificación Fitch, que mide la adaptación de las empresas a la sostenibilidad, sólo 10 compañías españolas figuran entre las 100 líderes mundiales y una de ellas es Canal de Isabel II, lo que dice mucho de su eficaz gestión», añade.
El Gobierno regional se ha sumado a la Asociación Ibérica de Tecnologías sin Zanja para poder extenderlas a todos los casos en los que sea posible su uso. Además, la propia compañía que lleva el agua hasta los hogares madrileños ha creado un grupo de trabajo para ampliar el conocimiento sobre los nuevos métodos de reparación y «empezar a discernir cuáles son los preferibles en cada circunstancia».
En el plan de modernización del Canal figura también el compromiso de avanzar en la renovación de los 1,5 millones de contadores existentes en la región por modelos «inteligentes»: ofrecen a los clientes información completa, detallada y en tiempo real sobre el consumo, lo que permite apreciar de forma inmediata cualquier anomalía en el suministro habitual.
Conforme a los criterios de The Trust Project
El director de El Mundo selecciona las noticias de mayor interés para ti.
El empleo de estos productos ¿no afecta a la larga a nuestra salud?